martes, 21 de julio de 2009

Porvenir - Cerca - chap 7

Hay un hechizo, si han notado, que no está en los libros ni en las películas, quise inventar uno para que Draco pusiera a fantasear al señor que lo acompañaba, illusio quiere decir ilusión en latín y affingere algo así como inventar, así que la intención de ese hechizo es poner a alguien a inventar ilusiones o algo así. Me agarra alguien que sepa latín y me mata.

Quiero agradecer a todas personas que pusieron este fic y “Resplandor” en favoritos y en alerta de historia. Mil gracias por eso y por animarme a escribir.

No sé para dónde ir con este relato y si me dejan saber su opinión y me dan ideas, tal vez pueda mejorar.

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Harry tenía razón. Draco no estaba solo en su compartimento y apenas si alcanzó a murmurar un illusio affingere, apuntando con su varita hacia su acompañante quien de inmediato se sumió en vaya a saber qué fantasía, antes de entregarse al conjunto de emociones que estaba compartiendo con su mujer aún a esa distancia.

Incapaz de controlar ya nada se sumergió en Hermione y en esa comunicación sin límites que les permitía recorrer cada pensamiento, apoderarse de cada sensación. Y vivió en carne propia el dolor de la muchacha, el peso de la incertidumbre. Y la angustia y el desgarro cuando perdió al hijo que llevaba en su vientre y del que nadie sabía su existencia. Algo más para odiar su cobardía y para agradecerle a su padre. Con qué cara iba a su encuentro, se preguntó. Ella escuchó y le aseguró que él no era responsable de esa pérdida. El alma de Draco estallaba y su corazón palpitaba desbocado. Rugió el sufrimiento acumulado, el recibido y el por su culpa dispensado.

En ese momento, una corriente distinta a la de Hermione lo anegaba. Potter. Potter buceando en sus sentimientos y en sus recuerdos y él en los de Harry. Ese lazo silencioso que los unió brevemente y que dejó al descubierto cada temor, cada ansiedad y cada anhelo hizo brillar la comprensión y ambos supieron, a partir de ese instante, que eran dos hombres que habían dejado el pasado atrás y que estaban dispuestos a algo más que la tolerancia.

Una suave risa escucharon en sus mentes “conmigo no cuentes, Hurón –aseguró Ron- tanto tú como yo sabemos que nunca vamos a ser amigos pero tienes mi respeto y por Hermione, te prometo, que si de mi depende nada va a sucederte, ni a ti, ni a ella”. La voz de Draco, ronca por los años de silencio y también por la emoción que lo embargaba, resonó lentamente, “gracias, por mí y por cuidarla”.

“Esto es digno de Skeeter –bromeó Ginny, limpiándose las lágrimas- y a ver si ya cortamos con toda esta empatía que tampoco es para que nos quedemos todos tan expuestos, que hay un par de cosas que no es necesario que se enteren, cariño –dijo maliciosamente, dirigiéndose a Harry.

Lentamente, la conexión empática cesó. Los cuatro chicos se desplomaron en distintos puntos de la sala y al cabo de un momento se miraron aturdidos y como si se hubieran puesto de acuerdo se levantaron todos de golpe y salieron como rayos hacia la estación de Paddington a recibir a Draco. Ya habría tiempo para hablar de todo ese cúmulo de cosas que sintieron en sus almas como si fueran propias.

Entonces fue a esperar por ti, porque ya no estás perdido.






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